Javier Espina corrió el pasado domingo y fue el atleta más austral del mundo en una competencia virtual que incluyó a alrededor de 3.000 participantes. “Es totalmente distinto correr así. No hay una organización atrás, el apoyo logístico se lo ingenia uno mismo, y yo lo hice con mi familia”. El ultramarotonista santacruceño realizó la distancia más larga de 62km y logró completar la travesía en 6 horas y 42 minutos con un hostil clima de -7°C. La largada la realizó en el camino hacia Pico Truncado, y tras atravesar los cerros de Cañadón Seco, finalizó su recorrido en El Gorosito de Caleta Olivia.
La pandemia paralizó por completo la actividad deportiva en todo el mundo, pero hay disciplinas que se las rebuscan para mantener vivo el espíritu competitivo de los atletas. Las “carreras virtuales” se volvieron furor en las últimas semanas como una alternativa a la competencia oficial en los tiempos que acontecen. “Esto me vino muy bien como un incentivo y como un entrenamiento más. Es lo que hay por ahora”, contó el atleta Javier Espina tras lograr ser el “finisher” más austral y correr 62km con temperaturas bajo cero.
“Yo como atleta particular, nunca paré de entrenar. Por suerte tengo un buen equipamiento y un patio grande. Siempre respeté todos los protocolos hasta el momento en que nos dejaron salir a entrenar”, relató Javier Espina en dialogo con el programa radial ‘La Mañana en Patagonia’. El atleta que ya ha enfrentado las carreras más exigentes de Sudamérica, contó cómo vive el deporte en los tiempos del coronavirus y el distanciamiento social. “Vengo entrenando de manera normal, como si estuviera en competencia con los objetivos que tenía. Si bien se cancelaron casi todas las carreras, estoy preparando 100 millas (160 kilómetros) para correr en diciembre”.

¿Qué es una carrera virtual?
Las carreras virtuales surgieron a partir de la necesidad de los atletas por la falta de competencias. Es lo modalidad que hoy se utiliza en todo el mundo y sirve de incentivo para el entrenamiento cotidiano de los runners. “Lo que se hace es el trazado de un mapa en el Google Earth con la distancia y el desnivel que desde la organización te piden. Una vez que lo aprueban ya quedás inscripto. Luego se hace ese recorrido como si fuera una carrera normal, marcándolo con un reloj GPS o algún otro dispositivo inteligente y una vez que lo terminás, enviás la información y ya te convertís en un finisher”, contó Javier.
A la hora de evaluar y premiar a los competidores es donde está la mayor diferencia, ya que todos los corredores deben afrontar condiciones totalmente distintas.
“Sin tener una asistencia de carrera, es bastante meritorio terminar así. Metí un buen tiempo y me sentí bien en el post-carrera después de estar alrededor de 7 horas corriendo”, analizó el runner. “Por ahora es lo que hay hasta diciembre, cuando vuelven las carreras internacionales”.
El corredor también contó cómo hace para sobrellevar una vida de arduo entrenamiento, trabajo y familia. “Ahora trabajo en el campo, cuando salgo a veces me vuelvo corriendo hasta Cañadón. Hay veces que me largan camino a Truncado en la noche y corro con una luz frontal. Otros días voy al gimnasio bien temprano en Caleta con mi entrenadora Jaqueline Álvarez que me corrige la parte física. Mi entrenador de planificación es de Neuquen y él me manda la rutina. Por ejemplo, hoy llego de trabajar a la tarde, me cambio y tengo que salir a ver si agarro un ratito de luz solar para ir al cerro, o si no me queda colocar una luz frontal y salir. Todo el invierno va a ser así, si te gusta y tenes el objetivo lo hacés igual”, cerró.
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